miércoles, 28 de enero de 2009

URGE REVALORAR LO NUESTRO


NO DEBEMOS DECIR PEYORATIVAMENTE, “ESTE PAÍS”, El Perú es y será siempre, ¡NUESTRO PAÍS! Esa es la forma correcta de decirlo

Urge revalorar lo nuestro, lo peruano, sentirnos orgullosos cuando hablemos del Perú, mirar con respeto, fe y optimismo ¡TODO LO NUESTRO!

Los peruanos tenemos la obligación de valorar lo propio, la marca ¡PERÚ! es como un sello indeleble de la reafirmación de nuestra identidad nacional, la cual nos obliga a mirar el futuro con fe y optimismo y a amar en totalidad todo lo NUESTRO.

Me sorprendo a cada momento, cuando escucho a la gran mayoría de peruanos hablar despectivamente de lo nuestro. Los peruanos decimos siempre que hablamos de nuestra patria, “ESTE PAÍS”, eso es realmente vergonzoso: Hay peruanos que prefieren ponerse una camiseta de Brasil o Argentina, antes que vestir con orgullo nuestros colores. ¡Qué falta de identidad!

Propongo con inmenso respeto, señores y señoras compatriotas mías, que haga suya esta frase de aquí en adelante, ¡NUESTRO PAÍS, a mucha honra señores, así debe decir, YO SOY PERUANO HASTA QUE LA MUERTE ME LLEVE!”. Qué satisfacción y cómo me hierve sangre y se hincha mi corazón al escribir con mucho orgullo y satisfacción, SOY PERUANO SEÑORES Y DE PURO CORAZÓN.

El Perú es nuestra casa, una Nación privilegiada, en ella tenemos una fuente inagotable de recursos naturales y un excelente capital humano para ser el Perú grande, que queremos disfrutar. No continuemos viviendo de triunfos pasados, las conquistas y las victorias se cosechan en el día a día, es imprescindible tener sueños y ganas de triunfar, vencer, ganar, ser una nación poderosa, con éxito y saludable economía, esa debe ser nuestra filosofía.

Tomemos como ejemplo la época del Tahuantinsuyo que fue la etapa en que la civilización Inca logró su máximo nivel organizativo y se consolidó como el estado prehispánico de mayor extensión en América. Cusco, el ombligo del mundo, fue su centro de desarrollo. Los historiadores afirman que la salud, la educación, la alimentación y la previsión social, ocupaban lugares preponderantes en la agenda del Incanato. De ahí que, a la fecha, no se han encontrado vestigios que hayan existido problemas de desabastecimiento de alimentos o hambruna.

Su sistema de organización político y social funcionó a las mil maravillas. Sus principios morales eran: Ama Sua (no seas ladrón), Ama Qella (no seas ocioso) y Ama Llulla (no seas mentiroso), estos eran los principios y la alta moral que regían los destinos del imperio más grande de la América Antigua.

Según estudiosos de la realidad nacional, el Perú es un país mestizo, pluricultural, multiétnico, que está en proceso de desarrollo, donde conviven un Perú real y un Perú legal. Explican que el Perú legal tiene como el epicentro de todas sus principales actividades a Lima, donde se encuentran el Palacio de Gobierno, el Congreso de la República, todos los ministerios, la banca y las grandes empresas. Mientras que el Perú real está conformado por el resto del país, donde la presencia del Estado en la mayoría de los casos es nula, son eufemísticamente llamados los “marginales”, los “excluidos”, los que no tienen voz. En los últimos años, los gobiernos han colocado en su agenda el tema de la “inclusión social”, con avances alentadores, pero que no son suficientes, debido a las abismales brechas sociales.

El Perú necesita contar con un Estado pequeño, fuerte, promotor, con políticas de largo plazo, con visión compartida de futuro, que señalen el camino correcto hacia el desarrollo y bienestar nacional. Los gobiernos tienen que sintonizar con las necesidades de la población, romper con el centralismo limeño, impulsar el desarrollo armónico e integral del país. Así construiremos la patria grande, en tiempos de paz y democracia.

El Gigante Asiático, China, con una población superior a 1,500 millones de personas, es el nuevo paradigma mundial en tema de desarrollo, su economía crece de manera impresionante, proyecta registrar una expansión de 10 por ciento al cierre de este año, consolidándose como una de las naciones más atractivas para la inversión y los negocios internacionales del mundo. Desde la década del 70, China aplica acertadas políticas de Estado de largo aliento, que se mantienen vigentes en el tiempo y que son respetadas por los diferentes gobiernos, garantizando así la estabilidad jurídica y económica, factores claves a la hora de decidir una inversión.

La situación es distinta en el Perú. Cada nuevo gobierno de un plumazo borra lo que hizo su antecesor. Los gobernantes de turno son cortoplacistas, generalmente no continúan las políticas de Estado, cambian de ministros continuamente, así como las “reglas de juego”, poniendo siempre freno al desarrollo de nuestro país.

Los peruanos tenemos que pensar más en nuestra nación, que en nuestros propios intereses. Debemos trabajar unidos, sin mezquindades, sin revanchismos, para evitar las tragedias del pasado.

Las riquezas que se extraen en Moquegua, por ejemplo, son de todos los peruanos, y no solamente de los moqueguanos. Les pertenecen también a los aguarunas, a los ashaninkas, a los apuricmeños, y por justicia social también ellos deberían beneficiarse con el canon minero. No deben haber excluidos, ni ciudadanos de segunda clase en el país. Los programas sociales deben estar bien enfocados para atender las necesidades básicas de los sectores menos favorecidos. La lectura que nos deja el violento paro regional acatado en Moquegua, el año pasado, donde un grupo de violentistas retuvieron de manera ilegal a 60 policías vulnerando los derechos humanos fundamentales, es una práctica que no debe ser replicada en el interior del país, porque la violencia sólo genera violencia. El remedio puede ser peor que la enfermedad. En el corto plazo, los inversionistas pensarán dos veces para invertir en el Perú. Si bien es cierto que han conseguido el compromiso del Gobierno de financiar proyectos por 447 millones de nuevos soles, a pesar de haberlo conseguido, esta medida solo un paliativo, que no solucionará el problema de la falta de empleo y la pobreza. Estos males nacionales sólo serán solucionados mediante la inversión privada en sectores productivos de las diversas regiones de nuestro país, que a su vez generarán empleo y sueldos dignos.

Los peruanos debemos desterrar para siempre la cultura de la derrota, y reemplazándolo por el paradigma del éxito. En el Perú existen numerosos casos que ilustran magníficamente el éxito, profesional y empresarial, alcanzados por emprendedores progresistas. Por citar algunos ejemplos, el emporio comercial de Gamarra, el parque industrial de Villa El Salvador, entre otros, donde empresarios exportan con éxito a los competitivos mercados mundiales.

Atrás, en el pasado, debe quedar la doctrina del conformismo y la resignación pesimista, si queremos construir un Perú mejor y diferente. El fútbol debe ser una fiesta popular, y no un velorio nacional. Hasta cuándo vamos a permitir vergüenzas y derrotas, cuando nacimos para “Campeones”. La solución está en nuestras manos, y sólo falta voluntad política para modernizar el deporte y hacerlo más competitivo. Se requiere de una concertada política nacional de promoción al deporte acompañada de políticas de salud y educación.

Hoy más que nunca los peruanos debemos aferrarnos tercamente al valioso legado del prominente historiador tacneño, Jorge Basadre, quien en vida sentenció: “El Perú es más grande que sus problemas”. El genial poeta César Vallejo nos hubiera recitado, con el corazón en la mano, uno de sus versos más proféticos, lleno de compromiso social para con el Perú: “Hay hermanos, muchísimo por hacer”, y yo digo: “No hay nada lindo, ¡QUE LA TIERRA QUE NOS VIO NACER!



Carlos Peñaloza
El General

2 comentarios:

Unknown dijo...

Estimado señor Peñaloza, sus comentarios me hacen reflexionar sobre el momento que atraviesa el país, y la necesidad de unirnos todos los peruanos como un solo puño, siempre mirando el norte de la paz, y el progreso para todos. Aplaudo su comentario, y aprecio sus ideas. Saludos fraternos Vladimir.

elgeneralpenaloza.blog dijo...

Nuevamente, gracias Vladimir, corre la voz, tenemos que crear conciencia de hacer una nuevo camino.

Por una Lima Distinta, con ORDEN Vecinal